El proyecto parte de una situación programática compleja: se pretende construir una escuela infantil que, de acuerdo con la normativa, requiere 600 m2, en una parcela con una superficie construida máxima sobre rasante de 300 m2. Esto implica el uso de la planta -1 como espacio de uso escolar.

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Con esta premisa se plantea una solución donde la guardería se entiende como una adición de usos o aulas, formalizandose éstos en cajas de una altura que sean facilmente reconocibles por los más pequeños.

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El conjunto de las seis aulas se relacionan por medio de una cubierta común que define un hall de recepción y relación a doble altura. Desde este espacio principal se accede a la planta bajo rasante que repite el esquema de la planta baja: bajo las aulas, espacios educativos, de comedor y administración, separadas por patios que introducen luz y vegetación. De esta forma se logra un espacio subterraneo luminoso y diafáno que sirve a las más diversas funciones.